COLUMBO PERDIÓ ESTE CASO…

junio 24, 2009

COLUMBO

   Qué noticia tan lamentable, por muchos motivos. Peter Falk, el actor de estatura no muy alta y de parpadeo raro en su ojo, que citaba frecuentemente las cosas que opinaba su mujer, el gran detective “Columbo”, ha tenido que quedar bajo custodia de su mujer cuando una corte norteamericana dictaminó que era incapaz de cuidarse a sí mismo por su demencia senil.

   Y eso es sólo parte de lo malo, que el recordado Columbo, protagonista de una serie de televisión que yo, tan sólo un muchacho, seguía religiosamente los domingos en las noches por Venevisión (cuando todavía veía ese canal), esté enfermo. Es lamentable. Pero lo es más que sea eso, demencia senil. Siempre he creído que uno de los males más crueles y terribles, en cualquiera de sus presentaciones es esa, la pérdida de las facultades mentales. Comenzar a olvidar, a desorientarse, a creerse vigilado, odiado, debe ser terrible. Siempre me he preguntado, ¿la gente se dará cuenta de que está pasando algo, o la misma enfermedad los engaña y confunde para que nada pueda hacerse? Estar prisionero dentro de la propia cabeza parece algo muy cruel.

PETER FALK ENFERMO

   Pero en la vida de los famosos nada es fácil. Al parecer la segunda esposa de Peter Falk debió ir a la corte para impedir que la hija adoptiva del actor, reclamara su custodia. Al parecer el actor y su hija adoptiva, Catherine Falk, no se trataban con regularidad. O al menos eso alega la segunda esposa, Shera Danese. Vaya uno a saber qué pasa. Sólo es de esperar que lo cuiden, que lo traten bien. Por ahí leí que el actor, ya de ochenta y un años de edad, trabajó hasta no hace mucho en televisión, y que su última interpretación está por estrenarse.

   ¿Un secreto? No soy de los que gustan ver a sus antiguos ídolos o admirados, cuando se ven tan deteriorados. Uno debería retirarse con cierta imagen. Aunque claro, de decir mañana Jake Gyllenhaal que se retira para que lo recuerden como Jack Twist, o como el príncipe de Persia, también me molestaría.

Julio César.

PILLADO…

junio 24, 2009

MIRON

   -Este, no, vecino… -y ríe agudo.- No es lo que parece, siga con lo que hace. Siga lavando su carro…

Julio César.

AY, NO, RONALDO Y PARIS HILTON…

junio 20, 2009

PARIS-RONALDO

   ¿Acaso fue mano?

   Ese grupo horrible de fisgones del TZM, un programa casi delictivo, parece haber pillado a la flaca desgarbada (y en verdad no muy bonita) París Hilton con nuestro jugador de futbol luso favorito, No, no Figo, ese ya es una estrella legendaria, hablo de uno de los nuevos: el Cristiano Ronaldo. Este joven que nos encanta ver jugar porque le pone un mundo en cada encuentro, aunque por alguna razón sus equipos siempre se quedan en la recta final, brindándonos la emoción oscura de verlo llorar como una madre (pobre, lo que sufrió con la derrota que les propinó el Barcelona fue de padre y señor mío), anda saliendo con el gancho de ropa ambulante.

   Andaba en una de barranco celebrando con ella su contrato millonario con el Real Madrid, el cual parece destinado esta temporada a revivir el viejo esquema de los todos estrellas, ya que también fichó al Kaká. La pareja Hilton-Ronaldo fue vista en Hollywood, en una de tocaderas como le encanta a esta flaca, que de su vida ha hecho una vitrina a la cual no quieren asomarse sus familiares. También intercambiaron miraditas y besitos, ¿no son lindos?

   Pero no es que andan en una de encontrarse de pronto, al parece la París confirmó en el lugar mismo donde bonchaban, que era novia de la estrella  portuguesa del balón pie… aunque apenas llevaba 24 horas de haber dado por terminada su relación con Doug Reinhardt. Para qué esperar más, debe haberse preguntado. Ah, niña para…

RONALDO-PARIS

   Aseguran que la catira de rostro algo extraño ya había intentado un acercamiento el año pasado con el muchacho, quien no le paró, pero ahora, de vacaciones en California, fue él quien la buscó. Cuentan que llegó al club nocturno, My House, donde ella compartía con amigos, se acercó y no se le despegó en toda la noche. Y viéndolo bien, esa flaca, para salir de fiestas y rochelas debe ser bien divertida, aunque algo peligrosa. Ojalá al futbolista no le de por conducir borracho o entonado de algo más, y termina fichado pero en una comisaría (uno ya lo imagina llorando).

   Repito, ojalá le vaya bien. A los dos; él cae bien y ella tiene algo de infantil, la recuerdo llorando cuando la regresaban a la cárcel esa vez, se veía tan confusa e indefensa, como preguntándose cómo puede pasarme esto a mí, y daba vaina. Esta niña es tremenda…

Julio César.

LA REINA ISABEL… Y MOMENTOS NO TAN REALES

junio 20, 2009

REINA ISABEL-MICHELLE OBAMA

   -Sí, estoy cansada, es que con estos hijos que me tocaron…

   Siempre he sentido admiración por esta mujer; como saben, me gustan las mujeres fuertes. Y ella debe serlo. No ya tanto como sus predecesoras, que altivas y mal encaradas señalaban a alguien y soltaban un: “cortadle la cabeza”. Pero sí, me agrada. A pesar de los escándalos que le ha tocado enfrentar a la Casa Real inglesa, ella, como su señora madre antes que ella, ha sabido presentarle cara al momento; y eso que dentro del Reino Unido hay cierta y creciente resistencia, y rechazo, a las figura reales. Contrario a España, donde la pareja real es muy apreciada. Bueno, el rey don Juan Carlos hasta por estas tierras es bien recibido.

   No le ha tocado fácil a la reina. La mujer ha envejecido, cada vez más amarga de cara (rostro que dudo alguna vez fuera dulcito o muy bonito), en su empeño por sostener la majestad real. Y eso pasa por retrazar lo más posible el ascenso del díscolo Carlos, el príncipe viejo, al trono. Seguramente llegará a rey, pero mientras ella tenga fuerzas, continuará… para ver si les deja algo a los nietos sin que el hijo lo deje perder todo; porque de todos los problemas a los que ha enfrentado la monarquía, los peores han sido atraídos por Carlos y su hermano, el príncipe Andrés; así como las ex mujeres de estos dos, Diana Spencer y Sarah Fergunson, brindaron duros y desagradables momentos, porque tocaron a la calaña personal de los herederos, algo que el pueblo ingles vio y tal vez le disgustó. El recuerdo de ambas nueras debe sentirse en la cabeza de la reina, como coronas de espinas.

   Mucha gente le crítica a la mujer que no le permite a Carlos ascender, pero ¿cómo? Cosas como escándalos de dormitorios, traiciones y otros, suceden en todas partes, aún en la nobleza, a cada rato… el punto es que Carlos y Diana, Andrés y Sarah lo dejaron saber. ¿Qué no fue nada grave? Quien pretender ser rey, debe al menos mostrar, si no inteligencia, sentido común, tolerancia y constancia a la hora de elegir a la mujer que compartirá su cama, su vida, le dará hijos herederos y reinará con él. Él, o ellos, más que ningunos, son presos de lo que son, de su destino. Pero no, estos dos príncipes lo vieron como algo alegre y ligero… y lo resintió la monarquía como institución.

   El caso Diana, que en paz descanse, dio golpes y zumbidos. Aún aquí, gente seria como Jurate Rosales y Rafael Poleo se ensalzaron en feroces batallas de pareceres, pero lo que más recuerdo fue una caricatura donde un narizón, flaco y dentón Carlos ve llegar a su madre, con la corona, con una llave de las usadas en mecánica en una mano, manchada de grasa y diciendo: “Bueno, ya me encargué de eso, espero que no sea necesario otro accidente”. Fue una caricatura divertida, y dura, pero en buena medida habla de las presiones que el resto de los mortales nada sabemos ni debemos enfrentar muchas veces: no es que ciertas personas deban ser ‘perfectas’, también deben parecerlo.

   Luego están las obligaciones protocolares, quien va a Inglaterra por equis o ye (bueno, los poderosos, voy yo y a lo mejor me sacan del patio del palacio a bayonetazos), siente que debe verla. Es más, está en su derecho. Y ella debe soportar todo eso, con rostro que quiere ser amable, sin lograrlo. ¿Quién no se rió al saber de la visita de Bush padre, tan patón (qué en paz descanse) como el hijo, que en una reunión con la mujer, luego de la reverencia de saludo, tomó asiento antes que ella? Lo que es insólito, todo carajo sabe que debe esperar que las mujeres tomen asiento haces de hacerlo ellos. También estuvo el episodio con Hugo Chávez…

   Según el protocolo real, explicado cuidadosamente a cada visitante, nadie puede tocar a una mujer como la reina; pero Chávez no le paró a eso, en su primera gira triunfal a Europa, que duro semanas de jolgorio y derroche (ah, fue tan fastuosa, y eso que todavía hablaba de vida frugal). Bien, cuando a nuestro presidente lo presentaron a la reina, este abrió los brazos como aspas de molino, pero la reina dio dos pasos atrás. Estaba alertada la mujer por una llamada de la reina de España, doña Sofía, quien debió soportar su abrazo campechanote (qué hoy sabemos no es sincero) del mandatario venezolano. Fue un momento incómodo que gente de la embajada (todavía Venezuela los tenía, personal diplomático, no gritones que chillan “uh ah Chávez no se va”), supo capear.

MICHELLE Y LA REINA

   Cosa que vale la pena recordar, los dos pasos atrás de la reina, a raíz de otra gira presidencial al viejo continente, también triunfales, la de Barack y Michelle Obama. En presencia de Su Alteza, la Primera Dama norteamericana hizo pedazos el rígido protocolo ceremonial de la vieja y rancia Corte Inglesa. La espigada y bonita morenaza cruzó con su brazo la real espalda, gesto no sólo no tolerado, sino mal visto. Pero, para sorpresa de los asistentes, la cosa no pareció molestar a la otra, quien aceptó el gesto afectuoso y correspondió posando su brazo sobre la espalda de la señora Obama. Bueno, también la reina es humana, seguramente tiene sus preferencias, sus simpatías… pero también es lista y seguramente hubo mucho de cálculo en el gesto; sabía bien que los Obama, para ese momento, estaban en una onda de popularidad sin precedentes en Europa. Fue bueno que la vieran así.

   Es por detalles así, que uno la mira con simpatía. Tenga paciencia, Su Majestad, coma bien, respire profundamente, deje que el príncipe Guillermo madure.

Julio César.

MODAS QUE COMBINAN!!!

junio 20, 2009

NENA HOT

   -Sé que no combinan, pero… ¿se me ve mal? ¿No te gusta?

……

   A esa pregunta creo que todos contestaríamos: “No, quítatelo”. Pero fuera de replicas amistosas, hay gente que lleva la obsesión por combinar y armonizar a extremos exasperantes, porque no es que lo aplican sólo a ellos, sino que te miran, serios, como temerosos, y te preguntan: “Y tú, ¿vas a salir así?”. ¿No son odiosos?

Julio César.

MODAS PIONERAS

junio 20, 2009

MACHO HOT

   ¿Y  qué hago? Mi novia diseña estos bañadores y quiere ver sí pegan; dime panita, ¿no te gusta cómo se me ve? Es buena tela, tócala…

Julio César.

LLEGA LA MAÑANA DE TU VIDA

junio 16, 2009

MIRANDOTE...

   ¿Qué decir del hombre que ya sabe, de joven, dónde está su destino?

……

   La noche fue de jadeos, pieles ardientes y deseos. Fue de locura, de roces, de amarguras y pasiones; pero llega la mañana y con ella la tormenta. Ahora se aleja a la carrera seguido de su mirada, sin volverse, porque esa mirada le quema la espalda como quemó su alma. Un hombre se aleja a la carrera de esa otra persona con quien encontró lo que nunca imaginó necesitar. Escapa como el viento de lo que hizo, de lo que sintió. Huye… de su necesidad de volver, sin entender aún que esa es una guerra perdida.

……

   Es fácil escapar de lo que se desea cuando somos jóvenes; se confía en que el tiempo de el olvido, pero ¿y sí tan sólo es lo que se espera? ¿Y sí la paz, la calma, el sosiego nunca llega? Es difícil imaginar una vida larga, un día tras otro, moviéndote por una casa de ventanas cerradas, de cuartos vacíos, de silencios que alarman. Pero eso no lo sabemos cuando somos muchachos, eso lo enseña el tiempo, muchas veces cuando ese mismo tiempo se nos acaba.

Julio César.

EL BARCELONA Y ZAMBRANO, CADA UNO A LO SUYO

junio 16, 2009

HURRA, BARCELONA

   El juego donde el FC Barcelona se coronó como el mejor club europeo, no pudo ser más emocionante. Ese triunfo sobre el Manchester United, en la final de la Liga de Campeones, dos goles por cero (¡a cero!, para más señas), le consiguió la trifecta: Copa del Rey, Liga Española y Champions League, consagrándose como el primer club español en lograrlo. Pobre del Real Madrid, no ven luz. Y, sin que se tome como nada prejuicioso, le ganaron al Manchester, lo que es mejor. Siempre he creído que los ingleses se lo toman demasiado en serio. No me gustan sus fanáticos.

   El conjunto español jugó bien, animoso, en ningún momento bajó la guardia, apabullando a un conjunto inglés que se veía desorientado, totalmente perdido en la cancha a pesar de que los primeros minutos fueron controlados por ellos, hasta que el balde de agua fría les llegó del pie de Eto’o, quien batió a Van der Sar bajo la portería al empalmar un pase de Iniesta. Hasta allí duró la ofensiva de los llamados diablos rojos, lo que vino después fue la desesperación y la frustración. No encontraban cómo atacar. Cristiano Ronaldo no podía con la defensa, aunque atacaba una y otra vez con esa pasión, su cara era un poema de apuro, tan lusa que le pone (y que lo hace un tipo al que se le quiere ver ganando, aunque también perder, siempre pone ese toque de drama con el llanto que uno espera ver). Pero al pobre muchacho no lo ayudaba nadie; nadie parecía capaz de posicionarle un balón en la zona. De verdad, esta vez, les hizo falta un Beckham.

   El Barcelona no aflojaba; en el segundo tiempo, y aunque Henry, quien tenía la oportunidad de clavar la banderilla dándole números finales al encuentro, no pudo por la banda izquierda, Xavi, sobre el minuto setenta, centró ese balonazo que consiguió dar en la cabeza de Messi, el argentino, quien sin ser cubierto por nadie, sentenció el final de las esperanzas del Manchester por voltear el resultado, esperanzas que nunca se pierden en el futbol, y menos con un “uno a cero”. Y de paso dándole un tropezón más al Ronaldo, ya que ese gol decisivo para enfriar el partido, casi lo asegura como el próximo balón de oro. Y es que ese es el problema con Ronaldo, al menos en los juegos que lo he visto, siempre escucho lo bueno que es, pero cuando estoy ahí (en mi casa, claro), no parece ser el jugador determinante para sentenciar un encuentro. Pero, fuera de eso, el Barcelona merecía ganar, jugó mucho mejor y toda su campaña durante la temporada fue muy buena.

   Sólo cabe imaginar las celebraciones que llegaron después en toda España, porque este triunfo les da supremacía a los iberos en el torneo de copas de Campeones. Este es su triunfo número doce, por encima de Inglaterra con once, igual que Italia (a quienes ya no les voy desde el asunto aquel de Zidane), también con once. Ya me imagino a la amiga M, dichosa en medio de la multitud de seguidores del Barcelona, ronca de gritar, cansadas las manos de aplaudir, dolidas las rodillas de saltar, y con ardor de pecho de tantos abrazos.

……

EL TORO ZAMBRANO

   Cosa curiosa, ese mismo día, aunque esto si no lo vi, lo supe luego por la prensa, el grande ligas venezolano, Carlos Zambrano, montó otro espectáculo. A este muchachón lo llaman “el Toro”, y de hecho la nota de prensa decía “Toro endemoniado”. No, es juego. Lo llaman así porque no solamente es un gran lanzador, sino que, para asegurarse de ganar sus juegos, batea bastante bien. El último juego que lanzó antes de este comentario, lo ganó dos a uno, siendo una de las carreras un home run que él mismo dio; es como si dijera “Mejor aseguro antes de que estos carajos me boten el juego”.

   Pero el caso es que el 27 de mayo, Zambrano fue expulsado del juego tras un enfrentamiento con el arbitro Mark Carlson, después de una polémica y chiquitica jugada en el home (ahí siempre lo son, polémicas y chiquitas), pero sostenía la nota que no fue simplemente que el enorme hombre le gritó cosas al arbitro (seguramente preguntando cuánto le pagaba el otro equipo), sino que le dio un codazo. Mientras se retiraba, el Toro lanzó la pelota con rabia al jardín izquierdo, el guante contra el backstop y luego rompió a batazos un dispensador de agua que se encontraba dentro del dugout. Queda imaginar la impresión que causaba ese tipo grande dando de batazos, es de suponer que nadie se le acercó para decirle nada. Tan sólo faltó que dijeran que pateó a un perro, escupió pa’l cielo, habló en lenguas extrañas y batuqueó a la madrina del equipo.  Ya el año pasado le había fracturado el brazo a uno de sus receptores.

   Fuera de juego, tanta agresividad puede ser peligrosa, sobretodo cuando el portador de la rabia no sabe cómo controlarse. Hace algunos años el problema de un lanzador zuliano con mucho gancho, Julio Machado, quien después de una discusión sacó un arma de fuego y disparó contra un auto que se alejaba, no sólo destruyó lo que pudo ser un gran futuro en el Norte, sino que lo llevó a la cárcel por muchos años, desprestigiado totalmente. Después sólo queda el arrepentimiento (de las cosas perdidas, pero sobretodo de haber matado a alguien), el decirse “Ahora, no lo haría”, pero ¿de qué sirve ya?

Julio César.

COTIDIANIDAD…

junio 16, 2009

TIPO EN BIKINI

   -Hummm… -ronroneo como un gato mirando a los panitas de la fábrica.- ¿Ya es hora de irnos? Tengo tanta flojera.

   -No… tranquilo. Sigue allí. Nosotros estamos viendo el paisaje.

   -Bien, pero… ¿y tú que tanto me ves, Vicente?

   -Nada… nada… es que… te ves gordito.

Julio César.

TODAVÍA EN CAMINO

junio 12, 2009

RECUERDOS DE AMOR

   Será que algunos nunca aprendemos…

   La vida siempre fue grata, sin sobresaltos o penurias; siempre contaste con el amor de tu familia, su ayuda y comprensión. Discutiste, peleaste, te disgustaste y llenaste de rabias contra ellos, y ellos contra ti, pero era parte de crecer. De ser familia. Cuando miras a otras personas, comparándolos con tu gente, y los ve llegar, te alegras porque los quieres. No hubo guerras o persecuciones, hambre o miseria en tu existencia. La escuela estuvo allí si la querías, la casa, las ropas, los viajes. Aún el auxilio de un padre serio y trabajador cuando decidiste dejar el nido, un día emocionante, grande, cuando te dijiste ya no soy un niño, esta es mi vida. Y la ibas a vivir como querías, logrando grandes cosas y divirtiéndote mucho en el camino. No faltaba nada, ni siquiera con quien compartir una cama, íntimas presencias que llenaban tus momentos. Era grato mirarte en otros ojos, oír tu nombre como sonido melodioso en otra boca. Hundirte en otro cuerpo de mil noches cálidas. Y sin embargo…

   El tiempo pasa, la rutina te alcanza. Cepillas tus dientes y frente al espejo miras tus mejillas más hundidas, los surcos más profundos, la piel menos brillante. Y te incomoda, mientras te miras al espejo al asear tu boca, recordar esos mil planes, esas mil fantasías. No viajaste a donde querías. No tienes lo que anhelabas cuando con tan sólo dieciséis años soñabas con todo. Pero no importa. Porque estás bien, en un mundo de pesares, inquietudes e incomodidades, tú estás bien. Puedes sonreír indiferente al dolor, a la enfermedad, al temor de una vida sin seguridades. Tienes lo tuyo, tu mundo, y eso te brinda paz. Puedes salir al piano bar a tomar algo, a mirar un juego por satélite, a encontrar otra mirada, y sabes que todavía interesas, y que por un rato todo vacío se llenará. Pero…

   La visitas, mitad cariño, mitad obligación, porque cuando dejas de verla la oyes quejarse de que ya no la buscan. Mamá está allí, pero de pronto ya no parece la mujer enorme, fuerte y decidida de años atrás. Parece más menuda, más frágil. Más pequeña. Y su rostro, Dios, ¿qué pasa en su cara? Hay manchas, pecas y arrugas. Sus mejillas caen. Su cabello encanece a pesar de sus tintes. Sus manos, esas manos que acariciaban o golpeaban, dedos fuertes que la casa guiaba con disciplina, las manos de mamá, ahora parecen algo inseguras, las arrugas las recorren, y entiendes que está más vieja. Y allí, sentado a la mesita de la cocina, viéndola afanada prepara algo, algo que sabes te gustará porque siempre parece tener a punto algo que a sus hijos les agradaba de niños, saboreando un café, la notas algo más encorvada. Y hablas y hablas, de pronto inquieto, inseguro de los silencios. Hablas para saberla allí, pensando en cosas que hasta el cumpleaños anterior no considerabas: un día será una anciana… después un recuerdo que se llorará en momentos de soledad, una sombra que se paseará por su casa y la cual nos atormentará un poco al desparecer cuando más la deseamos ver.

   Porque el tiempo ha pasado. Los años se han ido rápidamente, te parece ahora. Y todo lo que tienes te parece poco. Todavía demasiado poco. Ahora es más pesado llegar a casa, a tu casa cómoda, aseada, provista de todo lo que necesitas… porque de alguna manera te sientes insatisfecho. ¿Qué falta? ¿Qué necesitas? Lo sabes y no lo sabes. Te dicen que necesitas a alguien, compartir tu casa, tu vida. Y te ríes, todavía ríes. Qué simplismo. Ni que fuera difícil encontrar con quien estar, con quien compartir la cama, una noche, una semana. Pero, ¿no es ese el problema? Recuerdas la vieja canción: “amar y querer no es igual”. El problema es que nunca quisiste en verdad. Nunca amaste. ¿Por qué? Y te inventas mil razones, a los amigos presentas mil pretextos. Pero a ti mismo no puedes engañarte, y eso te molesta. Eso te deprime.

   Nunca quisiste aceptar que tu felicidad, el sentirte realmente dichoso, podía depender de otra mirada, de otra sonrisa, no de alguien casual, sino de quien te miraba entregándote también su alma. El miedo te paralizó porque alguien te dijo que si osabas entregar tu corazón tarde o temprano te lo destrozarían, y te dolería. Y no querías sufrir, eso jamás. Te parecía que entregarte a otra persona, convertirla en centro de tu vida, mucho trabajo te daría; ¿y tus fiestas de borracheras? ¿Y amanecer echado en un sofá antes de correr al baño para desahogar todo lo ingerido sin dar explicaciones? ¿Y dormir hasta tarde, en tu camota grande? Te pareció demasiada obligación decir de tarde en tarde, “te amo”; estar pendiente de una mirada lejana que pudiera ocultar una pena; detenerte una mañana antes de salir al trabajo, regresar y abrazar con fuerza, porque imperdonablemente se te había olvidado. No querías salir de tu vida cómoda, desviarte de tu camino tan conocido. Y las palabras están allí, acusándote, señalándote: cobarde… egoísta.

   Pero todavía no lo entiendes, no con esas palabras. Solo sabes que ya no puedes simplemente yacer regodeándote en la nada sobre tu cama una tarde cualquiera, porque te ahoga la casa, te pesa el silencio. Quieres salir, correr, buscar… algo que no comprendes. Es la falta de algo que no es simplemente alguien. Una explicación, una razón. Y una tarde cualquiera, imprudentemente, haces planes con los amigos, los viejos y queridos amigos que han ido construyendo también su camino, y envidias en silencio a algunos, compadeciéndote de otros. Salir por ahí, y hacen planes. Y te resistes por molestar, porque… últimamente no quieres nada. O nada que entiendas. Pero vas, y ríes algo nervioso como los otros.

   -Nos vamos a rayar viendo esta película. –dice la voz gruesa, riente, de un amigo que ya no está.

   -Ay, sí, Ricardo, seguro te vuelves marico por ver El Secreto en la Montaña. –lo reprende Alicia, tan poco paciente siempre con él.

   Pero nos los escuchas. Ya es normal entre ellos (y bastante que lo lloraría ella más tarde). Entras, te sientas en medio de ese cine extrañamente lleno para semejante película. No esperas gran cosa, tan sólo divertirte y escandalizarte satíricamente con la trama. Pero no es así; no entiendes tu rabia por un lado, ni el pesar de tantos por el otro. La película tenía magia, una que te alcanzaría de una forma que no entenderías hasta mucho después. Y era horrible; aquel hombre viejo y solitario que todo lo perdió, te espanta, hace que tu piel se erice de miedo, te quita el sueño y la paz. No puedes dejar de sentir su dolor, su pesar, y se convierte en el tuyo. Ese hombre que amó una bella ilusión de ojos azules, y que ahora padece, eres tú. Es como enfrentar de pronto y sin estar preparado al fantasma de tus navidades futuras, tan cruel y descarnado como siempre. Y lo odias, odias a Ennis porque es muy parecido a ti; y quieres al otro porque no se te parece en nada. Pero lo entiendes, entiendes al cobarde y egoísta hombre que dejó escapar la dicha de los días de su vida.

   Y ese miedo, ese dolor, no te deja. Te dices que hay tiempo, que en algún lugar, en un momento dado, encontrará tu destino. Te gritas que dejes la cobardía, tu egoísmo y que salgas a interesarte en la vida de los demás. Porque eso es lo que ha faltado, no miradas de cariño porque las ha recibido, no toques de ternura porque también se te dio… lo que falta es sentir. Nunca has sentido de verdad. Eres tú el que ha fallado.

   Pasado el tiempo, una noche en un mercado, mientras lees una etiqueta de algo que arrojas a un carrito, se te ocurre una idea extraña, también desagradable: Ennis sufría porque estaba solo, porque dejó pasar la vida… pero en algunos momentos, en medio de su amargura, tal vez una tarde ya anocheciendo, mirando el cielo del Oeste, sonreiría con nostalgia, recordando caricias y besos, porque él, al menos, fue amado. Y quiso. Apuras el carrito, alejándote del pasillo donde la desagradable pregunta flota: ¿alguna vez amaste a alguien de verdad?

   Esperando la respuesta, continúas, con tus pasos, con tus acciones. De tarde en tarde, al mirar ese cielo al Oeste, puedes anclar tu vida nuevamente en la realidad: el tiempo pasa, la vida se va, por favor, termina de subir a la montaña.

Julio César.